Hadas, bollos de cuatro picos y machismo (cuarta y última parte)

Tribu de Papúa Nueva Guinea.
By Udomunich - Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=115649362

Salto hasta Nueva Guinea

Así dicen los Urapmin, pueblo de las montañas de Nueva Guinea:

Ciertas “mujeres marsupiales” son guardianas de las muchas especies de marsupiales que la gente caza y come. Encaprichándose de un cazador, una mujer marsupial puede tener sexo y casarse con él. A partir de ese momento ella se le presenta en sueños para avisarle del paradero de la caza. Pero se sabe que las mujeres marsupiales se vuelven celosas de la esposa humana de su marido, sobre todo si este es demasiado generoso en compartir marsupiales con los parientes de ella. Entones el cazador tiene accidentes en la selva o cae enfermo, o incluso muere si no deja a su esposa humana

(Robbins 2004: 210)

 

Estas “mujeres marsupiales” son solo un ejemplo entre los innumerables espíritus de la naturaleza que aparecen en culturas de Oceanía, el Ártico y América, pero este fragmento en particular me llama poderosamente la atención. Los urapmin, una tribu de cazadores-recolectores sin una élite alfabetizada, gentes que jamás oyeron hablar de Medea ni de Jasón, creían en unos espíritus femeninos tan poderosos, tan seductores y tan vengativos como las hadas de Europa. La mayor diferencia es que ahora el castigo recae sobre su amante, es decir el hombre, y no sobre la rival humana:

  • La mujer marsupial es un espíritu de la selva, Melusina y las encantadas habitan en cuevas o manantiales alejados del poblado humano.
  • La mujer marsupial se ofrece al hombre mortal por placer: él no tiene ningún poder ni influencia en el destino de ella. Melusina y las encantadas asturianas, por otra parte, esperan que un hombre las libere de su encantamiento.Ellas dependen de él.
  • La mujer marsupial se une sexualmente al hombre mortal, Melusina lo seduce con su extraordinaria belleza
  • La mujer marsupial le consigue abundantes presas a su amante, Medea le otorga el vellocino de oro, las encantadas asturianas le ofrecenun tesoro.
  • Todas son igualmente celosas cuando aparece una rival. La de Nueva Guinea castiga al hombre, las europeas a la mujer.

No hace falta buscar una explicación para esta curiosa coincidencia entre dos continentes tan alejados. La imagen de la Tierra como una mujer que se une a un hombre, quien deberá mantenerse fiel a ella y que, cuando inevitablemente la traiciona, provoca su cólera, está basada en la experiencia cotidiana de cualquier grupo humano, y pudo aparecer independientemente en varias ocasiones distintas.En otras ocasiones, la mezcolanza de tradiciones y creeencias que se da en algunos países provoca resultados fascinantes. Así ocurre en Bahía, en la costa de Brasil.

En Bahía la gran diosa de las aguas y de la pesca, Yemajá, que proviene de la mitoloxía yoruba y que pasó a la religión sincrética cantomblé, recibe a veces el nombre de Janaína, quizás por influencia de las xanes y anjanas ibéricas.[i] Esta diosa, como a menudo en las religiones afroamericanas, incorpora rasgos de la amable y compasiva Virxen María pero, también, de la sirena del folklore europeu, seductora y peligrosa.

En la película Barravento, de 1962, Yemajá tiene un esposo humano, elegido de entre todos los pescadores del pueblo. Ese hombre tiene que mantenerse casto, para que la celosa señora no desate la tempestad sobre los botes. En el desenlace de la película, este esposo traiciona su voto, uniéndose a su novia y, cuando los pescadores salen a la mar, se abate sobre ellos un temporal tan espantoso que dos homes  mueren.

Cambiando la caza pola pesca, la estructura del argumento es, evidentemente, muy parecida al mito de los urapmin. ¿Cuánto de esta historia proviene de la religión yoruba? ¿Cuánto, del folklore europeo? ¿Cuánto es cosecha de Glauber Rocha, el director de la película, miembro del movimiento “Cine Novo”?

Volviendo a la pregunta que nos hicimos en otro momento de esta investigación: no, las hadas europeas no son alegorías ni fábulas. Son espíritus anclados al paisaje, diosas menores semejantes a las de los Urapmin, y la gente creía en su poder. Sabemos, y esto lo confirman innumerables testimonios, que los campesinos europeos creían realmente en su poder. Hasta hace relativamente poco tiempo, según pudieron anotar los primeros folkloristas, trataban de ganar su favor y sus bendiciones mediante conjuros y rituales.

Es cierto que la literatura escrita ha influido en ellas. Sabemos, por ejemplo, que si la xana asturiana y la giana de Cerdeña han heredado el nombre de la diosa romana Diana, probablemente se deba a que Diana es la única diosa pagana que aparece en el Nuevo Testamento, la “Gran Diana” de Éfeso a la que se enfrentó San Pablo, y que en la Edad Media se convirtió en la diosa de las brujas, representación del paganismo por antonomasia.

Igualmente cierto, sin embargo, es que a menudo los mitógrafos griegos no inventaron nada ni hicieron otra cosa que registrar una tradición muy anterior y, a la vez, muy posterior a ellos. Las referencias en la literatura griega son solo un eslabón más en una cadena de transmisión que abarca miles y miles de años. Hace mucho que los folkloristas advirtieron cómo las aventuras de Jasón, luchando por el vellocino de oro, están trufadas de motivos sacados de los cuentosmaravillosos. Algunos de estos cuentos han llegado hasta nosotros,como “Blancaflor y los Tres Pelos del Diablo”, en sus numerosísimas variantes. Podemos estar seguros de que ni Higinio ni Apolodoro inventaron estos viejísimos motivos. Hasta finales del Renacimiento, los autores europeos siguieron incorporando chistes, leyendas y cuentos populares a la ficción literaria: la originalidad del novelista es un concepto muy reciente.

Al ampliar la perspectiva, cambia todo. “El Bollu de Cuatro Picos” y su hada vengativa no trata de las relaciones hombre-mujer, sino de un conflicto entre los mortales y los dioses. ¿Dónde queda la condena de la mujer llambiona? Ni la Melusina alemana ni la princesa corintia tienen culpa alguna en su desgracia. De entre las analizadas, solo la leyenda asturiana incorporaba una cierta transgresión femenina, el comer del bollo prohibido. Solo ella retrataba a la mujer como una Eva moderna, una Pandora. En los demás ejemplos la culpa, como en el mito de “La Mujer Serpiente”, vuelve al lado masculino. Son el príncipe alemán, el aventurero griego y el cazador urapmin quienes traicionan a sus amantes sobrenaturales, provocando una terrible venganza.

Creo que estamos ante un mito religioso y que el hada es justamente lo que parece: un espíritu de la naturaleza, una diosa-tierra, como revela su conexión con las cuevas, con los tesoros y, por tanto, con el subsuelo.

Los nobles europeos se apropiaron de la diosa y las incorporaron a sus leyendas de linajes. Los cazadores de Nueva Guinea explicaban la mala suerte como la venganza de la señora de la selva. Los griegos contaban la historia de la temible hechicera Medea, los asturianos la de la xana y su bollo de cuatro picos. En Brasil, el mito de Yemanja, o la Xanaína, entró incluso en la cultura de las élites, incorporado a una película del Novo Cine.

 

BIBLIOGRAFÍA

BECHSTEIN, LUDWIG:»Melusine» enDeutsches Sagenbuch Verlag von Georg Wigand, Leipzig 1853.

CRIADO-BOADO, FELIPE: “Serpientes gallegas: madres contra rameras” en Mitología y mitos de la Hispania Prerromana Volumen 2.Akal, Madrid 1986. Pp 241 – 274.

GONZÁLEZ DE LA PEÑA, DOLORES: “El mito galaico del desencantamiento (fallido) de la moura-serpiente” entrada en el blog Arqueotoponimia, 5 de mayo de 2018 https://arqueotoponimia.blogspot.com/2018/05/el-mito-galaico-del-desencantamiento-de.html

PEDROSA, JOSÉ MANUEL: “La contribución de Asturias a la mitologíay la leyendística hispánicas:a propósito del cinturón de la xana”. En BUSTO CORTINA, JUAN CARLOS, SUÁREZ LÓPEZ, JESÚS & VILLAVERDE AMIEVA, JUAN CARLOS (eds): El patrimonio oral de Asturies, Actas del Congreso Internacional. Ediciones Trabe, Oviedo 2016. Pp 89-128.

ROBBINS, JOEL: Becoming sinners: Christianity and moral torment in Papua New Guinea. Berkeley: University of California Press, 2004,

WALSH, PAUL: Leabhar Chlainne Suibhne. Dublin, 1920.

[i]“A Outra origem de Janaína”, artículo de Antonio Luiz M. C. Costa, 28 de noviembre de 2006 en la web Terra Magazine https://archive.ph/20130101010029/http://terramagazine.terra.com.br/interna/0,,OI1270956-EI6607,00.html#selection-701.0-703.15

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